Formada en la Universidad de Chile, a través de su trabajo Soledad Omeñaca hace un llamado de atención sobre qué significa realmente estar conectados en el siglo XXI. Reflexiona sobre las repercusiones de las nuevas tecnologías y las redes sociales en la vida cotidiana de las personas: "me siento impactada por los cambios sociales, fundamentalmente en el modo de comunicarnos. Eso me hizo reflexionar sobre el concepto de red, en cuanto a cómo estamos hoy todos vinculados, emulando un gran cerebro y sus conexiones neurales, que es lo que estoy representando con esta obra".

La instalación en cartón corrugado, de ocho metros de largo por seis de alto, entrelaza sus partes de manera modular, pesa poco más de media tonelada y debió armada en el lugar a la manera de un lego. La artista ya ha trabajado antes este concepto de esculturas "desmontables", casi lúdicas, pero en esta instalación abre el formato a una nueva dimensión.

Investigadora de la materialidad en la escultura, con más de 25 años de trayectoria, en esta oportunidad ha dejado atrás la madera, el aluminio o el bronce característicos de su trabajo: "estoy muy contenta con el uso del cartón reciclado, un material que considero noble, en el sentido de que se usa y se renueva al ser reciclado otra vez. Eso da fecha de término a mi instalación y me parece muy acorde a la sociedad que vivimos", señala la escultora. "En este punto fue fundamental para mí contar con el aporte de Envases Impresos Roble Alto, ya que utilicé más de 200 planchas de cartón reciclado, además de todo lo que significa el proceso de diseño y troquelado de cada pieza, material que de otra forma no habría podido conseguir".